Alto de la Marina, Sierra Espuña

Este domingo fue uno de esos días que no se olvidan fácilmente. El sábado fui a recoger la bicicleta que un amigo (Marino) me ha dejado para salir los fines de semana que nos quedamos en Murcia, estuvimos conversando y me recomendó contactar con el C. Ciclista La Alcayna – Altorreal para ver el modo de salir con ellos. Fue dicho y hecho, les envié un mensaje y en unas horas recibí una respuesta afirmativa de su presidente, Javier. Esa misma mañana estuve comprando “a ciegas” lo que consideré que podía necesitar: una cubierta para la rueda trasera (pues la bicicleta estaba instalada en un rodillo), un par de recámaras, un bidón… El puzle iba encajando, pero en tan poco tiempo que asumí ciertos riesgos.

A la mañana siguiente acudí a la cita en la rotonda de los bomberos (Alcantarilla), a rueda de algunos ciclistas que iban en la misma dirección que yo (una escolta que me vino de perlas). Una vez allí el ambiente era espectacular. Eran las 9:00 y cada pocos minutos cruzaban la rotonda grupos de ciclistas en dirección a Alhama de Murcia. Casi todos iban con sus respectivas equipaciones ¡Quería ser uno de ellos! Mientras esperaba al pelotón de La Alcayna – Altorreal, estuve trasteando con mi Garmin hasta que escuché una voz que gritaba –Emiliooooo?, –Siii! –respondí. Las presentaciones se hicieron sobre la bicicleta (como debe ser) y me quedé a rueda, en la última posición con una sonrisa de oreja a oreja. Qué grande es este deporte! no los conocía de nada y sólo hacía falta una bicicleta para compartir una pasión común.

En lo deportivo la ruta fué especialmente bella a su paso por Sierra Espuña y muy entretenida de regreso hasta Librilla: de Murcia al Alto de la Marina en Sierra Espuña por Alhama de Murcia y regreso por Barqueros. El ascenso comienza en Alhama de Murcia y se recrudece a la altura de la Rambla de Moriana donde, en un abrir y cerrar de ojos, el pelotón desapareció de mi vista en la primera curva. Lo que sucedió delante lo narra muy bien Javier García en la página del club. Fueron unos minutos complicados analizando mis posibilidades, hasta que unos kilómetros después, vi entre los árboles a los últimos del pelotón. Así que me marqué un ritmo ligeramente superior al que llevaría en solitario, y con la cabeza fría y a mi ritmo llegué a la primera cima.

Los siguientes kilómetros fueron algo más accidentados, un compañero (Paco) sufrió una caída durante un descenso en el kilómetro 58.5 dejando parte de la equipación y su propia piel en el asfalto. Y pasada Fuente Librilla (km. 70) me di cuenta de que tenía el sillín roto, estaba en la posición más baja y no pudimos arreglarlo, así que me tocó seguir los restantes 38 km. en una posición algo incómoda.

Mi gratitud a Marino por dejarme su bicicleta, me ha brindado la posibilidad de salir con el C. Ciclista La Alcayna – Altorreal, un grupo de gente majísima, peleona sobre la bicicleta y con los que espero poder rodar muchos kilómetros en mis salidas por Murcia.

Camino al Moragete y Puerto Bayart

La salida fue planificada con Pedro Torrella durante la cena del sábado en el Jama, después cayeron hasta 4 rondas de chupitos de orujo (sin hielo), las últimas en el Ximo (había que cargar las reservas de energía). La ruta coincide con el tramo final de la Ruta de los Castillos (76 km. y un descenso acumulado de unos 1440 m.) y tiene 3 grandes atractivos, la primera parte del ascenso por el Camino al Moragete, la vista panorámica de la Cañada de Abajo y el ascenso del puerto Bayart.

Para Pedro un paseo, para mi ha sido mas duro el primer puerto, estaba como oxidado. Los siguientes tramos han sido mas asequibles, en el ascenso por la Rambla de Murell hemos visto tres cabras montesas, y la vista de la Cañada de Abajo ha sido todo un descubirmiento, es un paisaje increíble que hemos cruzado casi de paseo hasta la primera parte de la cuesta Bayart. El puerto es duro, pero acompañaba el tiempo y el ánimo, y ha sido lo mas divertido después del descubrimiento de la cañada. El tramo final otro paseo, descenso hasta Teresa de Cofrentes y en dos empujones Ayora en el horizonte.

Ayora, Alcalá del Júcar, Valdeganga y regreso

Ayora, Alcalá del Júcar, Valdeganga y regreso por Casas de Juan Núñez. No tenía nada claro cual iba a ser el trayecto de regreso hasta que me ha saludado Micó en Alcalá del Júcar, siempre es una grata sorpresa encontrar gente del pueblo cuando sales. Hablando sobre el recorrido de vuelta, él mismo me ha sugerido tomar el desvío hacia La Recueja y Jorquera, y regresar por Villavaliente, o más adelante por por Casas de Juan Núñez. El recorrido transcurre al borde del río Júcar. El paisaje es extraordinariamente bello, y la naturaleza tiene esa gama tonal propia del otoño que va desde el verde intenso hasta el amarillo brillante de la flora caducifolia cuando recibe la luz del sol.

El rendimiento en el regreso fue bastante bajo, no tenía intención de hacer tantos kilómetros y me quedé sin alimento. En casas de Juan Núñez entré en un bar para pedir agua y un sobre de azúcar porque (craso error) también salí sin dinero.